viernes, 17 de junio de 2016

Gol fantasma

A ustedes, que ni son ingleses ni alemanes, es nombrarles lo de gol fantasma y allá que se van treinta años atrás al zapatazo de Míchel ante Brasil, en el mundial de Méjico 86.

Es normal. El patriotismo es lo primero y, aquella selección de la quinta del buitre merece que la tengan en mente. 

A mí, el que no se me va de la cabeza, es el de Quini al Standart de Lieja en la final de la Recopa de Europa del 82. Subió al marcador y fue absolutamente válido. Pero, ¿y si hubo gato encerrado? 

Simonsen sacó tan rápido, aquella falta a Moratalla, que ni el realizador pudo llegar al cabezazo de Quini, al que, para empeorar la situación y aumentar mi incredulidad, llamaban El Brujo.

¿Y si Maradona usó su mano de dios ante Inglaterra, en el 86, por tener un maestro brujo de su paso por el Barça? Ni tan siquiera hoy he podido averiguar nada. En el youtube todo sigue igual que hace treinta y cuatro años. Nunca sabremos que clase de truco usó Quini. 

jueves, 16 de junio de 2016

Medias Negras

Nadie que se precie de intelectual puede presumir de conocer a Steve McQueen por una canción de Sabina.  No es serio. Ni serio, ni digno.

Me pregunto qué diría Arias Cañete de ello. Porque Don Miguel, un tipo superior intelectualmente a sus propios votantes, debería conocer a Terrence desde que protagonizó The Blob en el 59.

El resto, común de los mortales, lo descubrió por La Gran Evasión, en el 63. Bueno, todos no. Ahí es donde entro yo en juego. Supe de su existencia en los 90, gracias a una canción. Una que va de medias. De medias negras.




sábado, 11 de junio de 2016

Sala de espera

Al llegar al despacho, me dicen, con cierto aire imperativo, que me siente en una especie de sala de espera, a lo largo de un pasillo. Así lo hago. Lo mío siempre ha sido el servilismo. Un servilismo disimulado, eso sí, sonrisa en boca.

Decenas de títulos y diplomas adornan aquella pared. Apenas quedan huecos libres. Van, desde la foto de la promoción universitaria, en la que reconocer al dueño de la consulta treinta años más tarde, es como buscar a Wally, a la certificación de un curso de dos horas sobre batido dinámico de tortillas francesas, pasando por el diploma de participación en el campus de verano de badmington.

El conjunto impresiona, demasiados para contarlos. "Ésta debe saber un güevo", pienso.

- Ya está caballero. Son cien euros.

- Ah, pues vale!

- ¿Quiere factura?

- Sí, por favor.

- Perdone, entonces son 107.

- Ah, pues vale! 

Pago, con ese servilismo que me viene de cuna por pobre, y salgo sin hacer mucho ruido.

Ya en el coche me doy cuenta de que he pagado antes de recibir el servicio. Supongo que allí no tenía crédito.