lunes, 19 de mayo de 2014

Davinia, Goliat y el tío del porro.

Esta tarde la gasolinera BP de Sardina estaba de bote en bote. Unos echando gasofa, otros lavando el carro y los menos en la tertulia futbolera de la cafetería. El caso es que la BP es de lo más transitado de Sardina.
A sabiendas de lo incómodo que puede llegar a ser que el tío del surtidor te mire atravesado a lo lejos, he pasado por caja primero, antes de aparcar en mi habitual observatorio. Dos euros me ha costado la broma.
No les exagero si les digo que me lo paso de fábula, observando y tomando notas de todo ser vivo que pulula el lugar, en la hora escasa que estoy allí.
Suena McCartney en la 102.2 mientras una vieja Seat Trans roja aparca justo al lado mío. El tío baja la ventanilla y, pasados unos minutos de cortesía, se lía su porrillo. Menos mal que hoy hay viento sur. De lo contrario no hubiese podido escribir estas cuatro gilipolleces con cierta normalidad.
El del corsa azul ha salido de su carro. Lleva la camisa del 10 de la canarinha. No tiene pinta de futbolero. Yo tampoco, así que me voy a ahorrar lo ilegítimo del juicio de valor sobre lo mal que le queda la blusa.
Justo delante mío está la parejita del Megane. Ella debe medir como mucho 1,50 y pesar unos 45 kilos. Él, todo lo contrario. El 1,90 y 110 kilos no se los quita nadie. El pibe está empeñado en pasar la aspiradora primero y luego ir al lavacoches. Ella al revés. Aquel hombre grita que te grita y la piba sin inmutarse. De buenas a primeras, cuando McCartney hace rato que dejó la 102.2 y ahora su lugar lo ocupa la de los conductores suicidas de Sabina, la tía se levanta, lo mira fijamente y, sin mediar palabra, veo que los dos se meten en el carro y se van hacia el lavacoches. Para que luego digan que lo de Davinia y Goliat no es verdad.
Siete menos cinco. Joder, se me ha acabado el duro. Tengo que irme. Hoy no paso ni por la cafetería. Seguro que estará llena de atléticos y de madridistas, afilando cuchillos para la final de la Copa de Europa. Demasiado doloroso para un azulgrana.
El del porro me toma la delantera por cuestión de segundos. Sale del coche y empieza a empujarlo a lo Pedro Picapiedra y Pablo Mármol. Coño, la furgona estaba vieja, pero no pensaba que tanto.
Siete en punto...ñossh, llego tarde
(basada en hechos reales)