viernes, 23 de mayo de 2014

Benditos alimentos

Cuentan en El Vaticano que el Señor Bergoglio tiene estos días un cabreo de narices.
Y es que, lo que le pasa a este comprometido Papa, no le pasa a nadie oiga.
Resulta que, en la azotea de su casa, y sin que él mismo se enterase, se reunieron ciento cincuenta comensales, cristianos y cristianas todos ellos, eso sí, y se zamparon un bufé de unos 18.000,00 €, céntimo arriba, céntimo abajo. No me vayan luego ustedes a decir que mi información pierde credibilidad por la inexactitud de este banal dato de la factura.
Permítanme que me atreva a opinar, legitimado por haber sido monaguillo en el barrio marinero de San Cristóbal antes que marchador que, a tenor del importe de la cuenta, ésta debió ser algo así como La Última Cena.
Como Dice Morgan, ese de los machanguillos, Ditoseadió...!