miércoles, 26 de marzo de 2014

23º

Miércoles tarde. Los miércoles tarde siempre termino sentado en el asiento del acompañante del conductor, con unos apuntes de economía inmobiliaria que no pasan de ser una presencia testimonial en mi mano derecha y aparcado en la gasolinera BP de Sardina.
 
Mientras bajo la cabeza cada vez que el tipo de la gasolinera me mira a lo lejos, pensando que otra vez ando por aquí sin pasar por el surtidor, yo me dedico a mirar por el rabillo del ojo y detrás de mis gafas de sol, al tío de la caravana.
 
Menuda casa ambulante tiene el guiri. Me da por pensar en la París-Colmar a la marcha y también en que ya le ha dado unos treinta leñazos a la alfombrilla contra la acera. Creo que con seis o siete habría llegado.


El siguiente tío en el que me fijo es en el trajeado del deportivo rojo. Ya lo he visto un par de veces y siempre lava su coche en la máquina. En estos tiempos este tío es de los pocos que usa la máquina. Todo el mundo lava los coches a manguera.

Fíjense, ya tenemos otro parámetro económico para encasillar al personal. Los de clase media lavan el coche con manguera y lo secan a mano. Vamos, yo mismo soy capaz de lavar el mío con un euro, mirando la cuenta regresiva de la pasta que va consumiendo la manguera. Los primeros treinta céntimos para la espuma, otros treinta para agua con jabón y los últimos cuarenta para aclarar.

23º marca el termómetro de la fachada de la gasolinera. Me voy a por un botellín a la cafetería. Hoy hay liga y la tertulia futbolera pinta interesante. Aún me queda media hora de soledad, tiempo justo para saber si el guiri de la caravana y el trajeado del deportivo rojo son del Madrid.