martes, 11 de febrero de 2014

Salidas de tacos con dos vallas


Son las cuatro y media de la tarde ahora mismo. Minuto arriba, minuto abajo.
Si me preguntan que comí hace hora y media, tengo que pararme a pensar y, todo sea dicho de paso, hacer un ejercicio de concentración. Al final, la respuesta a la cuestión es un buen arroz blanco con rollitos de primavera y una salsa casera cojonuda, de esas que tan solo sabe preparar mi mujer. El mérito del vaso de vino tinto peleón corre de mi cuenta.
Lo que mi mujer no termina de entender es como soy capaz de recordar cualquiera de aquellas tardes de 1.985 en el viejo Martín Freire, como cuando pasaba a la altura de la salida del 100, trotando con mi colega el Draculín, y me quedaba pasmado viendo a Fabiola Bolaños y a su entrenador Ángel Viera, haciendo salidas de tacos con dos vallas. Una tras otra, con agilidad felina.
Listoooossss……Hop!                     Listoooosss….Hop!                         Listoooosss….Hop!
Casos como éste, de una memoria tan selectiva, han llegado a etiquetarse de Pasión. Menuda cursilada oiga.