El atletismo grancanario en los años 80 y 90 visto desde dentro (I)

En la penúltima entrada de este blog me he visto gratamente sorprendido por el extenso comentario de Daniel Torrens, un entrenador especializado en velocidad, saltos y vallas que, entre finales de los 80 y principios de los 90, tuvo un excelente grupo de atletas que entrenaban en el viejo Martín Freire.

 

De su comentario he sacado la siguiente conclusión: habrá, que los hay, gente más experimentada y cualificada para hablar del atletismo grancanario pero, por la razón que sea, no lo hacen.

 

En unas cuantas entradas, no sabría decirles el número ahora mismo, intentaré recordar cómo vivía un niño de menos de doce años eso de aterrizar en el Martín Freire en el momento de mayor esplendor del atletismo grancanario, a mitad de los 80.

 

Luego intentaré ir recordando a muchos de los entrenadores, jueces, directivos y atletas que destacaron, por frías marcas ó por cálidas aptitudes hacia el atletismo, en toda aquella década y la siguiente, la de los 90, cuando el niño de doce ya tenía ventitantos.

 

Que si me dejaré gente atrás?. Evidentemente. Quizás cite solo a una ínfima parte de los miles de atletas que han corrido, saltado y lanzado en Gran Canaria en los últimos treinta años, pero es lo que hay. Éste es un blog de un marchador solitario, que intenta hablar solo de marcha, pero sin hacer ascos al buen atletismo amateur. Aquí no encontrará usted  los contenidos que pueda haber en la  web de una Federación con presupuestos públicos, auxiliares administrativos y jefes de prensa.

 

En honor a uno de mis tantos amigos del atletismo, Don Daniel Torrens Tortosa, arranco con una buena ración de atletismo del bueno.

 

Empecemos pues....

 

 

 

 

 

EL ATLETISMO GRANCANARIO EN LOS AÑOS 80 Y 90 VISTO DESDE DENTRO (I)

 

Quizás deba empezar por llevar la contraria a lo que ví en la televisión autonómica canaria el día de la última grancanaria-maratón. Se trata de un vídeo introductorio previo a la conexión en directo con la carrera, del que se podía llegar a interpretar que nunca antes en la isla hubo maratones hasta que el Cabildo, las empresas profesionales de servicios deportivos y las marcas comerciales inventaron el GRAN CANARIA MARATÓN.

 

Cuando aterricé en el Martín Freire, en el otoño de 1983, hace ahora casi treinta años, me convertí en una esponja de atletismo: absorvía tanto las técnicas de todo lo que me iban enseñando (vallas, saltos, las disciplinas, el medio fondo y la marcha), como las historias deportivas que escuchaba a los grandes atletas seniors de la época en la ducha.

 

Enseguida aprendí que había una maratón que salía de Galdar y acababa en el Martín Freire. En línea, nada de en circuito a dos vueltas como hoy en día.

 

Por entonces teníamos, desde mi punto de vista, el mejor atletismo grancanario femenino de la historia, con una sección de chicas de la Unión Deportiva Las Palmas irrepetible, liderada por internacionales como Cristina Pérez ó Covadonga Mateos y secundada por medallistas y finalistas en Campeonatos de España Absolutos como Meli Suárez, Mercedes Armengol, Teresa Cabrera, Juani Rodríguez, Maite Monzón, Fabiola Bolaños y un largo etcétera.

 

En cuanto a los hombres, y ciñéndonos al maratón para empezar con esta primera entrega de lo que yo recuerdo de nuestro glorioso atletismo grancanario, dos eran los atletas de largo aliento que representaban la rivalidad que también había a nivel de clubs en la isla.

 

Aquella maratón de Galdar al Martín Freire siempre tenía el aliciente de ver una gran lucha entre Vicente Umpiérrez (CAI) y Gaspar "El Negro" de la Unión Deportiva Las Palmas (UDLP), con el permiso de otros grandes maratonianos como Pablo Moreno.

 

La maratón entonces no tenía nada que ver con lo que hoy en día estamos viviendo. Tampoco el atletismo. Son dos épocas y contextos que no se pueden comparar entre sí. El atletismo grancanario de aquella época era casi exclusivamente practicado por atletas federados. En aquellas maratones en línea de los años 80 recuerdo que solían salir unos cien atletas, prácticamente todos federados. Se ganaba bajando de las 2h.30:00 y el tráfico prácticamente no se cerraba.

 

Aquellos 42 kilómetros se hacían al amparo del buen hacer de los voluntarios, que se ponían en los cruces más complicados, a parar a los coches como podían.

 

Recuerdo, como si fuese ayer, cuando ví llegar en uno de esos maratones al tercero y al cuarto, con 2h.45´ y un cabreo de la ostia porque la marca se les había ido.

 

Yo siempre me buscaba la vida para ver los últimos kilómetros, desde el desaparecido Scalextric del Teatro Pérez Galdós hasta la llegada en la pista del Martín Freire. La gente llegaba ahí fundida y de uno en uno, luchando en solitario. El colofón era el último kilómetro y medio, una subida constante desde La Hoya de La Plata hasta la puerta del estadio.

 

Por entonces las ayudas gubernamentales eran pocas e imagino que las cuentas para organizar un evento de este tipo, sin cuotas de inscripción, se cuadraban en base a la ilusión de algunos atletas veteranos que eran empresarios. Un ejemplo de ello era la ayuda de la firma "ElectroRadio".

 

Esa falta de medios económicos y apoyo institucional aceleró la desaparición de aquella apasionante maratón anual, donde Umpiérrez y Gaspar El Negro defendían la rivalidad de las escuadras locales del CAI y la UDLP.

 

Alguna foto ó video de aquella época apasionante y de gran nivel de marcas amateurs es lo que faltó en la previa del reciente directo del grancanaria-maratón 2013.

 

Bajando de distancia y yéndonos a las millas urbanas y a los cross en asfalto, en la época brillaban con luz propia gente de gran calidad como Alberto Cabrera, Pablo Moreno, Eulogio García, el propio maratoniano Vicente Umpiérrez, Francisco Rodríguez "Alario", Juan Moreno, el juvenil Monzón (gran ostaculista a posteriori) y tantos atletas de mediofondo y fondo de los que aprendí que no se llega a ningún lado sin esfuerzo, esfuerzo y más esfuerzo.

 

Teniendo en cuenta que, desde los 18 años en adelante, no tuve entrenador, no se puede decir que aprendiese de un único sabio. Muchos de los que he nombrado fueron, prácticamente todos ellos sin saberlo, los que han dejado huella en mi memoria,  y mi carácter se puede definir como una mezcla de lo bueno y lo malo aprendido en aquella infancia y  juventud del esfuerzo en el Martín Freire.

 

Así eran las maratones en Gran Canaria entonces, vistas a los ojos de un crío de unos doce años.